Marion Cotillard es una de las actrices francesas más sexys del momento. Tanto en el cine independiente como en las superproducciones de Hollywood, Marion se está convirtiendo en un icono del cine mundial. Desde su consagración internacional por el papel de la cantante Edith Piaf en La Môme (que le valió un Oscar), Cotillard ha colaborado con los mejores directores del séptimo arte, y ha rodado una serie de películas de éxito(El inmigrante, Enemigos públicos, Inception, Midnight in Paris, The Dark Knight Rises, Macbeth…).

¿Y si estaba considerando la cirugía plástica para mantener su posición en Hollywood? Marion Cotillard da una respuesta directa en una entrevista reciente.

Para Marion Cotillard, nada de cirugía estética… ¡por ahora!

A sus 43 años, la actriz francesa acepta la idea de envejecer y no tiene prisa por ocultar las arrugas que aparecen en su rostro. Aunque dice que no se ha sometido a cirugía ni a tratamientos estéticos, no descarta la posibilidad de hacérselos en el futuro.

Entrevistada sobre este tema por la revista Marie Claireadmite: «Quizá quiera aplazar esto todo lo posible. No juzgo a las mujeres que lo hacen, ninguna. Me molesta, incluso los que lo hacen demasiado, que acaban transformándose físicamente, intentando recuperar su rostro o su cuerpo juvenil. Tengo que admitir […] que me duele».

La verdad sobre las inyecciones en los labios de Marion Cotillard

En 2017, Marion Cotillard escandalizó a internet con una serie de selfies publicados en su cuenta de Instagram. Aparece en ella con los rasgos congelados, los labios demasiado carnosos y un escote muy atrevido… la panoplia de la barbie que busca llamar la atención, que está muy lejos de Cotillard.

De hecho, las fotos eran del rodaje de una película satírica llamada Rock’n Rroll. Esta comedia francesa denuncia los abusos de la cirugía plástica y la presión que sufren las estrellas de cine para mantener sus rostros jóvenes a toda costa.

A la manera de un falso documental autobiográfico, Marion se interpreta a sí misma, y comparte el papel protagonista con su pareja Guillaume Canet (que también es el director de la película). Mientras intenta disuadir a su marido de recurrir a la cirugía plástica, Marion, al final de la película, acaba cediendo ella misma a la tentación de las inyecciones faciales y labiales. Por supuesto, se trata sólo de una ficción subversiva, y la actriz francesa nunca se ha sometido realmente a este tipo de tratamiento rejuvenecedor.

En una entrevista concedida a New York MagazineMarion Cotillard dice: «Tengo fobia a las inyecciones. Así que creo que el Botox o cualquier otro producto que supuestamente te haga parecer más joven no es para mí. Cuando […] veo a todas estas mujeres que utilizan estos productos, y no hablo sólo de cirugía plástica, sino también de inyecciones… Demuestra su miedo a envejecer. No les juzgo, pero me entristece».

Lejos de condenar a quienes se han sometido a cirugía estética, Marion Cotillard señala con el dedo a una sociedad despiadada que empuja a las personas a no aceptarse tal como son, especialmente a medida que envejecen.

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